Puebla, el rostro olvidado (Alianzas e intereses)

Réplica y Contrarréplica
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Grupos de presión

El clero

ALIANZAS E INTERESES

Entre los poblanos, el catolicismo es la religión más importante e influyente tal y como sucede en el resto del país. No obstante, la pretendida hegemonía se basa en un número de practicantes mucho menor al que figura en las alegres estadísticas. En realidad hay mucha gente que se dice católica porque no diferencia entre la piedad popular que se manifiesta en las fiestas religiosas y la que surge de festividades cuyo origen data de la época precolombina.

En el área rural la festividad es un patrimonio cultural de la comunidad, en cuya organización no debería intervenir la parroquia. Sin embargo, lo hace a pesar de tratar con organizaciones ajenas a la religión católica.

La jerarquía formal cuenta con la mayor parte de los feligreses, particularmente los no afiliados a las cofradías u organizaciones paraeclesiales, a diferencia de los afiliados, quienes por lo regular se ubican fuera del control parroquial y forman grupos de presión a la política interna de la iglesia.

Considero –sin poder establecerlo con precisión– que una cuarta parte de los católicos practicantes está bajo la influencia de la jerarquía formal. Y que los grupos de presión, cuya política es coincidente con esta jerarquía, deben controlar a un porcentaje de católicos poco significativo. Sin embargo, las repercusiones de su trabajo son de tal magnitud que llegan a agrietar la estructura monolítica del clero mexicano.

Dentro de algunos grupos de presión pululan miembros de la ultraderecha; por ello, establecer cifras o estadísticas en este caso resulta casi imposible, debido a la hipocresía que oculta eficazmente el verdadero rostro de los reaccionarios de la Iglesia de Cristo. Ocasionalmente podemos verlos en acciones de desagravio como la ocurrida en 1988 cuando lograron que el gobierno cerrara el Instituto de Artes Visuales y despidiera a su director, situación que aprovechó la jerarquía formal para reanimar el fervor guadalupano y acarrear agua a su molino.

Entre 1989 y 1990 la ultraderecha poblana desempeñó una fecunda labor en la política estatal.  Aunque no alcanzó los puestos de elección popular que pretendía, sí se adjudicó la dirigencia del PAN. El hecho afectó tanto a los panistas de viejo cuño que llegó a romperse el equilibrio estatal del blanquiazul y nada pudo hacer el clero para ayudar a éstas sus ovejas descarriadas.

 

CABALLO DE TROYA

Cada uno de los estilos clericales tiene su propia táctica de lucha. De ello obtiene su personalidad y conforma el resultado que se propone a corto, mediano y largo plazo. La jerarquía formal había abandonado la confrontación con el Estado hasta que apareció en escena Girolamo Prigione, primero delegado apostólico de Juan Pablo II y, después de las modificaciones constitucionales, su embajador. El esquema diseñado para ganar la guerra iniciada por Mora y del Río funcionó a la perfección. El bueno, intrincado, conveniente o extraño trato entre clero y gobierno, se transformó en una tortuosa relación muy parecida a la que inician los amantes después del matrimonio. Karol Wojtyla logró su propósito gracias al trabajo del emisario diplomático más activo que ha tenido el Vaticano. Y si Carlos Salinas aceptó las condiciones que le impusieron fue porque en el trato hubo componendas que no funcionaron, entre otras razones por los crímenes políticos y la enorme corrupción que desde el gobierno alcanzó el clero político. Por algo Salinas le confió al periodista Germán Dehesa que estaba pagando las consecuencias de no haber escuchado a su madre moribunda que le aconsejó “No le des nada a la Iglesia” (Reforma, 4 de mayo de 1995).

Antes de esta irrupción en la vida política de México, la Iglesia católica introdujo con éxito a su gente en la administración pública. Sus objetivos a largo plazo, como corresponde a la lógica de una institución milenaria, fueron –insisto– abruptamente violentados. Su influencia tras bambalinas no podrá, en caso de abrir las puertas a la simonía, resistir la crítica de un pueblo que ya superó los controles dogmáticos.

En Puebla, los católicos que desean participar directamente en las actividades de la Iglesia, lo hacen a través de numerosas asociaciones paraeclesiales, formadas por cuadros de profunda convicción católica, refractarias a las penetraciones de otras corrientes religiosas.

Las más importantes: Acción Católica Mexicana, Adoración Nocturna, Agustinos Seglares, Asociación Cultural por un Mundo Mejor, Alianza de Amor, Apostolado de la Cruz, Apostolado Misional Artístico, Asociación Nacional Cívica Femenina, Caballeros de Colón, Caballeros de San Vicente de Paúl, Carmelos Seglares, Club Serra, Comunidades de Vida Cristiana, Confederación de Escuelas Particulares, Confederación Nacional de Voluntarias Vicentinas, Consejo Nacional de Estudiantes, Consejo Nacional de Hijas de María, Movimiento de Cursillos de la Cristiandad, Movimiento Familiar Cristiano, Unión Nacional de Padres de Familia, etc. En fin, de aproximadamente 60 asociaciones de este tipo, las mencionadas podrían ser las más activas.

Las infiltraciones también forman parte de la estrategia católica poblana en manos de los fanáticos. Hay observadores capacitados en puestos importantes dentro de las empresas, universidades, medios de comunicación y hasta en el gobierno. Su contratación ha sido posible gracias a una especie de bolsa de trabajo muy eficiente.

Los aciertos de los programas de expansión diseñados exprofeso o casualmente por las huestes de la diócesis poblana, se notan fácilmente en el ambiente burocrático. El encaje con mejores resultados ocurrió después de la lucha electoral en la que el PAN perdió la alcaldía de la ciudad capital (29 de noviembre de 1982). Con Ricardo Villa Escalera, candidato panista de ese año, participaron muchos destacados miembros de cofradías u organismos católicos.  El gobierno de Guillermo Jiménez Morales se vio precisado a concertar con estos grupos que lo acusaban de robar el triunfo al panista. Algunos puestos importantes en la administración pública fueron ocupados por gente conservadora. Lo mismo ocurrió en los comités de compra, consejos consultivos y las diputaciones federales y locales. Fueron muchas las concesiones para la circunspecta ultraderecha donde hoy participan los falangistas inspirados por el ejemplo del iracundo arzobispo Márquez y Toriz. 

Este tipo de concertacesiones permitió al gobernante acallar temporalmente las voces de protesta y los denuestos contra el sistema. Pero también fabricó un espacio de poder en el sector público para quienes la riqueza personal es más importante que el bienestar colectivo. Aquella derrota panista fue para la derecha poblana una especie de poda. Hasta el veto del arzobispado volvió a figurar como un factor de negociación en el relevo del gobierno estatal. Mariano Piña Olaya buscó y obtuvo la bendición de don Rosendo.

Alejandro C. Manjarrez