El Nilo, Ramses, hechizos y algo más

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Para terminar quisiera recordar lo expresado por Napoleón, cuando llegó a este impresionante país: “Arrodíllense, 40 siglos de Historia nos contemplan”.

Egipto no existiría sin el Río Nilo. El Río más largo del viejo mundo, con cerca de 6.500 kilómetros. El Nilo egipcio, corresponde a la última sección del río. Este cauce imponente, que irrumpe en un desierto, tan árido como el Sahara y convierte al valle en un verdadero oasis enorme. Es la misma esencia del milagro egipcio. Sin duda alguna, el río es el único abastecimiento de agua y el responsable de hacer la vida posible, dado a que las lluvias, especialmente en el alto y medio Egipto, son escasas en extremo.

Ya en épocas prehistóricas, tipos humanos muy diversos habitaban Egipto, tribus semíticas de Palestina y de la península de Sinaí, negros, razas mediterráneas al igual que pastores nativos del Sahara. Durante mucho tiempo, esta población heterogénea, vivió dividida en tribus en los linderos del valle. Inundaciones violentas hicieron estragos en las tierras bajas y pantanosas, que estaban cubiertas por una vegetación exuberante. Las llanuras invadieron los pantanos. Lodo negro sustituyó a los estanques.

Los pobladores, insatisfechos con su existencia parca como cazadores y recolectores, buscaron una vida agrícola distinta y para lograrla, tuvieron que domar esa tierra pantanosa y selvática.

La civilización del Egipto faraónico, aparece ya formada hacia 3,100 a.C.. La evolución da un salto repentino una vez que las luchas de la prehistoria, se resuelven con los avances técnicos de la agricultura, la cestería, la cerámica, la irrigación, el perfeccionamiento del hacha y las herramientas de piedra pulida. Surgiendo la creación de un estilo auténticamente egipcio, cuyos rasgos específicos permanecen inmutables durante más de 3,500 años.

La tradición de otorgar a casi todas las ramas de la ciencia orígenes egipcios, se remonta a la época griega. Se consideraba que no eran dignos de mencionar, los matemáticos, astrónomos e incluso filósofos, que no se nutrían de las fuentes griegas. En las vidas de Pitágoras y Platón, se describen largas estancias de los filósofos a las orillas del Nilo.

La reputación de sabiduría y de conocimientos inagotables de Egipto, se debe en gran parte sin duda, a la maravilla que nos produce la arquitectura egipcia, por sus cualidades estéticas y logros técnicos, sin los cuales no hubiera podido realizarse. Si bien los constructores de las pirámides solucionaron problemas de ubicación geográfica y distribución estadística de las masas, los métodos empleados están lejos de ser empíricos, basándose en un profundo conocimiento sobre materiales de construcción y simple astucia.

Los poderes de la oscuridad, las raíces de la brujería, la demonológica y las hechicerías occidentales, tienen muchas de sus raíces en Egipto. Los magos egipcios de los tiempos clásicos, buscaban empeñosamente los favores del dios Anubis, de cabeza de perro y de Toth, dios de la sabiduría e incluso a Tifón, jefe de los demonios.

Hay una antiquísima historia egipcia, que cuenta sobre cierto personaje que gozaba de los favores del Faraón y era también un adelantado en el arte de la magia imaginista. Descubrió que su esposa le había sido infiel con un soldado del Faraón, de modo que hizo una imagen diminuta de un cocodrilo y murmuró un hechizo sobre ella. Cuando el soldado bajó a bañarse al Nilo, un sirviente arrojo al río la imagen que hizo, misma que inmediatamente se transformo en una criatura viviente de tamaño natural, llevándose al soldado entre sus fauces al fondo del río, hasta que murió totalmente destrozado.

Los relatos de magia se repiten a lo largo de toda la historia de Egipto, resultando natural que casi todos sus gobernantes tengan la reputación de ser adeptos a este arte siniestro.

Set era el dios de quien se decía eran devotos los magos y hechiceros egipcios y a quien debían sus siniestros conocimientos de hechicería. Set ha sido identificado con Satanás, aunque este último nombre proviene del hebreo, no del egipcio.

Parece ser que Set, al comienzo era venerado por conquistadores y conquistados, pero a medida que pasaban los siglos, fue adquiriendo una reputación cada vez más siniestra. Set se había identificado con Tifón, el dios monstruo de la mitología griega. Siendo una figura importante de los papiros mágicos, en los que se mencionan los encantamientos, de una manera notablemente similar a aquellos en que las brujas de una época posterior, presentaban presuntamente al Diablo.

Desde hace años existe en New York una tienda, que vende lo que se llama “equipo de hechizos egipcios”. Cada equipo, incluye un folleto de instrucciones, que además tiene la fórmula del mismo hechizo mágico, con una bolsa que contiene una hierba que se cree tiene poderes ocultos, relacionados con las debilidades humanas y dos pequeños muñecos de trapo. Infinidad de encantamientos y amuletos protectores, consagrados y dotados de poderes místicos otorgados por sacerdotes y brujos, con costos de muchos miles de dólares. Se menciona que algunos de sus clientes famosos, han sido, Paúl Getty, Donald Trump y su ex esposa Ivanna, Jacqueline Bouvier, Kennedy Onassis, Nancy Reagan, Liz Taylor, Madona, Cristina Onassis, Eva Perón, y un sinnúmero más de personajes famosos e influyentes en la sociedad.

Hablar de Egipto, de su historia, de su arte, de su cultura y de su influencia en la humanidad, llevaría miles de cuartillas. Sería muy extenso poder dar una “pequeña” pincelada de su grandiosidad y majestuosidad y no obstante la limitación de “espacio” no puedo dejar de mencionar a…

Ramsés 11, faraón de Egipto durante 67 años. Un hombre de gran valor personal, dedicado entre otros aspectos a la ciencia astrológica y fundador de la mayor y más famosa de las primitivas bibliotecas egipcias. El Faraón del Éxodo fue quien fijó los signos astrológicos cardinales: Aries, Libra, Cáncer y Capricornio. Siguiendo sus instrucciones se construyó el templo de Abu Simbel, en roca viva, según principios astrológicos. Igualmente impresionante es la gran sala del templo de Amón, que se construyó de acuerdo con los puntos fijos de la esfera celeste. La magnitud de tales obras, refleja la riqueza económica que Ramsés dio a Egipto, durante casi cincuenta años de paz y prosperidad.

Visitar Egipto es una verdadera hemorragia de placer. Gran parte de sus tesoros artísticos, incluyendo parte parcial de una pirámide, se encuentran en el Museo Louvre y la famosa Plaza de la Concordia con su obelisco egipcio en Paris, Francia. Para terminar quisiera recordar lo expresado por Napoleón, cuando llegó a este impresionante país: “Arrodíllense, 40 siglos de Historia nos contemplan”.

Kantor