Las fobias que sin duda deben tener los administradores públicos, son las siguientes: cromelofobia, miedo al dinero y mitofobia, miedo a las mentiras...

Así que hay que invertirle a la empresa mexicana, a la mano de obra, a la productividad, a los jóvenes emprendedores, a las nuevas ideas. Es ahí donde se debe meter el dinero, no así a las empresas cuyo negocio se basa en buscar incautos con dinero...

Los políticos en México, para desgracia de los ciudadanos, siguen en su mayoría lo que parece un estilo de vida, personal y profesional, sacado de un curso para aprender el cómo ser político y trascender como corrupto...

Bueno, te dejo, hijo mío. Perdóname, lo lamento. ¡Yo no sabía el estrés que producía el Parlamento!

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