El poder de Manuel Bartlett

Réplica y Contrarréplica
Tipografía
  • Diminuto Pequeño Medio Grande Más Grande
  • Default Helvetica Segoe Georgia Times

El legado de Alejandro C Manjarrez

Una compilación de las mejores columnas políticas elaboradas por el periodista y escritor en la época digital. El periodo publicado en diarios impresos se denomina, crónicas sin censura. Búscalo en este portal.

Saber es poder

Auguste Comte

 

El que todo lo sabe todo lo puede

Dicho popular

 

Hace nueve meses pregunté en este espacio lo que podría hacer Enrique Doger Guerrero para lograr su sueño político:

¿Afiliarse a las huestes de Moreno Valle? ¿Fungir como asesor del aspirante que señale el dedo seráfico del gobernador Marín? ¿Irse por la libre exponiéndose a gastar parte de su fortuna? ¿Buscar la candidatura de alguno de los partidos cacha candidatos?

Como si se tratara de un parto, el sábado anterior (19 de junio) él mismo aclaró las dudas: “Voy con todo por la candidatura”.

La “confesión” al que esto escribe ocurrió durante el festejo de la primera comunión de sus hijas. Ahí estuvieron sus amigos de siempre y políticos de diversos calibres, partidos y colores. Además hubo periodistas, un ex gobernador, varios diputados, el senador Rafael Moreno Valle, ex colaboradores, jóvenes profesionistas y una gama social interesante.

Manuel Bartlett, Ignacio Mier y Enrique Doger también hacían su “primera comunión” en público, no en el sentido eucarístico obvio, sino en el de la comunicación entre personas. Me explico con la siguiente historia:

Cuando Bartlett era gobernador del estado, Nacho, entonces su colaborador, fue comisionado para entrevistar a Enrique: “Sondéalo. Cálalo. Me dicen que está preparado y que quiere ser rector. Ve hasta dónde es confiable”, lo instruyó Bartlett.

El informe de Mier convenció a don Manuel. Y se dio la reunión entre el gobernador y el aspirante a la rectoría, comunión de la que Enrique salió con la bendición para suplir a su primo Pepe Doger.

En el siguiente gobierno, Melquiades decidió apoyar a Doger Enrique para que éste fuera candidato a la alcaldía. Durante dos años lo estuvo midiendo hasta que por fin se animó a meter las manos por él, prácticamente imponiéndoselo a Mario Marín Torres. Así, con calzador, Enrique Doger llegó a la presidencia municipal.

¿Dónde estaba Nacho?

En las sombras, dedicado a preparar el camino electoral que debería ubicar a su amigo Enrique en su primer cargo de elección popular. Las derrotas lo habían enseñado a trabajar y hacer alianzas para ganar elecciones y obtener posiciones.

¿Y Bartlett?

En el teatro de la República consolidando su prestigio político y cultivando a sus nuevos amigos. Intuyo que allá fue donde le cayó el veinte al entender que después de todos los “calores culinarios” tenía que aprovechar su presencia y prestigio político para servir de puente generacional.

Por ello lo de su “primera comunión” en público y en conjunto con sus amigos Nacho y Enrique, “sacramento laico” que obliga la siguiente reflexión:

Los activos

Mario Marín llegó a la gubernatura gracias a su trabajo político, labor avalada y desde luego guiada en sus inicios por Manuel Bartlett, un hombre con información importante, de trascendencia local y nacional pues. Incluso, en su calidad de ex gobernador, Bartlett pudo haber influido en la decisión que tomó Melquiades comentándole, entre otras cosas, que el único que podría cuidarlo era Mario, cuya confiabilidad estuvo a prueba durante su administración. Imagino que uno de los argumentos (el principal) fue el de la información privilegiada que los políticos suelen mostrar entre sus frases, nunca de manera directa: “No le busques Melquiades, Marín es un político probado; del resto de los aspirantes cualquiera podría traicionarte al filtrar la parte difícil gobierno de los recursos públicos, federales y estatales que manejó tu gobierno”.

A partir de este supuesto que sustento en el hecho de que la política es fundamentalmente un juego de poder, se presenta un nuevo escenario con Marín como actor principal.

Según los panistas bien informados, al gobernador le esperan días difíciles por la común fuga de datos e informes supuestamente confidenciales. Y también por el cinismo (o exceso de presunción) de algunos de sus colaboradores.

De ello está enterado el ex gobernador.

Y con ello podría jugar en los previos de la sucesión.

Patrimonio político

Bartlett tiene la facilidad de echar a caminar a la prensa. Sabe cómo meter en su agenda los temas mediáticos de impacto nacional. Asimismo conoce las entrañas del Estado y los botones que hay que pulsar para activar o desactivar problemas. Y además cuenta con influencia en algunos medios y hay muchos comunicadores dispuestos a repercutir sus denuncias, comentarios, defensas, ataques, filtraciones o sugerencias.

En todo ello deben o deberían estar pensando desde Nacho Mier hasta Mario Marín Torres.

Pero, ¿cómo hacer para que nuestro amable e inteligente dinosaurio se adicione a una causa política como la de Enrique o la de Mario? ¿Cuál de los dos podría convencerlo?

La lógica indica que en este tablado republicano ambos cuentan con los atributos para hacerlo su aliado pero…

Los pluses

¿Qué ofrece Doger Guerrero?

¿Cuál sería el compromiso de Marín Torres?

Especulemos:

“Si me apoya para lograr la candidatura al gobierno estatal –podría decirle Enrique–, mi gobierno tendría en usted a su principal baluarte político-ideológico. Partiríamos de aquello que planteó su administración. Y haríamos nuestras sus propuestas e inquietudes”.

Supongo que Mario le ofrecería (o le ratificaría) que de apuntalar la continuidad que representa Javier López Zavala, el proyecto Bartlett seguiría vigente. “Completaríamos dieciocho años de bartlismo”.

Para Bartlett, la opción Doger representa un renuevo digamos que riesgoso. Esto porque sólo contaría con su palabra, dicho que en cualquier momento se puede romper, olvidar u omitir.

La segunda “propuesta” sería, en efecto, la continuidad garantizada con la información que sin duda ha venido recopilando el ex gobernador, datos (algunos) proporcionados por sus ex colaboradores, entre ellos el propio Nacho Mier.

Como gritan en las ferias de pueblo: ¡hagan sus apuestas señores y señoras! ¿Por cuál opción se inclinará la balanza Bartlett?

Concluyo y me amarro el dedo:

No hay que olvidar que don Manuel siempre se ha manejado y opera valiéndose de la información. Y como lo digo arriba, en Puebla –dicen los panistas– se harán revelaciones que pondrán de cabeza al gobierno priista…

Alejandro C. Manjarrez

Nota: Columna publicada el 21/06/2009