Se sabe que Manuel Bartlett Díaz es un político respetuoso de las reglas del juego. No hace nada que vaya contra las costumbres establecidas por el presidencialismo mexicano. Se impuso la disciplina de confiar en su gente, actitud que le ha ganado popularidad y aprecio entre sus subordinados. Pero así como le cuesta trabajo contratar personal, se le hace mucho más difícil prescindir de quienes fallan.

El gabinete del gobierno poblano (de Bartlett) está integrado por tres economistas, un médico, un licenciado en educación, una arquitecta, un ingeniero agrónomo y cuatro abogados. Los lauros académicos de todos suman seis menciones honoríficas, dos doctorados, una maestría, dos premios nacionales y un premio mundial. Cinco de ellos son poblanos de nacimiento y cuatro titulados en la entidad.

Sin despreciar el interés demostrado por Acción Nacional para que el exgobernador Mariano Piña Olaya sea sometido a un juicio político, sería más práctico proponer al Congreso local que establezca una medalla que premie la habilidad del funcionario público más audaz para los negocios.

Con la buena intención de alejar al lector de las preocupaciones surgidas ante la inesperada devaluación del peso y sus consecuencias inflacionarias, sociales, financieras y comerciales, ahora y contra mi costumbre me permitiré contarle un chisme. Digamos que medio político y medio del jet set.

Con la renuncia del secretario más efímero que haya existido en el gobierno poblano (Jorge Estefan Chidiac), podemos comprobar dos hechos interesantes uno, que Manuel Bartlett Díaz está decidido y además preparado para respetar la ley. Y otro, que una gran parte de los jóvenes profesionales aún no conocen la Constitución porque –perdone usted el estilo coloquial– esta ley les ha valido un soberano cacahuate.

Mariano Piña Olaya ha regresado al servicio público nacional. Su nueva misión será liquidar la Compañía de Luz y Fuerza y ​​sus filiales en Pachuca, Meridional y Toluca. Desde ese cargo habrá de negociar con los trabajadores del Sindicato Mexicano de Electricistas (SME), cuyo dirigente Jorge Sánchez García (hijo del que fuera uno de los colaboradores más cercano del ex gobernador cuando colaboraba como funcionario de la Comisión federal de Electricidad, entregará el próximo miércoles la disputada secretaría general. 

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