Gilberto Bosques, relatos y poesías 1

Arte y Creación
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Una parte de esa esencia se encuentra en los poemas que escribió de joven y que me permito compartirles...

Gerard Malgat en su libro, “Gilberto Bosques. La Diplomacia al servicio de la libertad”, señala que Bosques fue diputado constituyente de Puebla en 1917, intelectual, revolucionario, diplomático discreto y eficaz, hijo de un gran pueblo, de esa bella raza de bronce generalmente mestiza.

Gilberto Bosques deja una herencia digna de los más grandes servidores del espíritu humano.

Él contribuye a esas riquezas que el mexicano, el auténtico hombre mexicano, comparte con su hermano el Otro. Ese tesoro del alma en el que Antonin Artaud presentía y fue a buscar entre los raramuri. Esas verdaderas riquezas nos enseñan igualmente que las noticias fundamentales, fe, esperanza y caridad, no son atribuciones exclusivas de los manipuladores de creencias y de supersticiones sino que pertenecen a los defensores de la razón ilustrada de la primacía del ser humano. Hasta aquí la cita. 

Una parte de esa esencia se encuentra en los poemas que escribió de joven y que me permito compartirles.

Manola Álvarez Sepulveda.

 

RUBÉN DARÍO

Príncipe de lumínica presea.

Pulsador de la lírica omnicantora

que estremeció con su virtud de aurora

los hondos firmamentos de la idea.

Que en los vergeles de la Luz febea

perdura intacta tu visión sonora

y que el mundo selecto que te llora

a través de los siglos en tí crea.

Sobre el suelo que guarde tus despojos

¿Cuál túmulo alzará la fantasía

maga sumisa de tus claras huellas?

El fiero Momotombo, que en los rojos crepúsculos acrézca su osadía

Y muerda con su cráter las estrellas!

Puebla 1916

 

SUEÑO

Por la pompa del suelo tabasqueño

alarga en Mezcalapa su grandeza

y ante el alba de fulgida belleza

interrumpe la fábula de un sueño.

Soñó que era poeta, que su lira

hecha fué, con las áureas cabelleras

de las nubiles Ninfas hechiceras

por las que tanto Céfiro suspira.

Soñó que en acordándo sus canciones

vió como un palpitar de corazones

en el ir de los astros rutilantes

Y enamórese de la Láctea Vía

creyendo en su demencia que sería

un espléndido río de diamantes.

Poemas edición privada

México D.F. 1975

 

Nota: se respetó la redacción, la puntuación y la ortografía original. 

Manola Álvarez Sepúlveda