La fidelidad y la lealtad

Réplica
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Ser fiel o leal puede ser fácil siempre y cuando nos sintamos, completos, apapachados, queridos...

 

En esta entrega vale la pena traer a colación algo sobre los valores humanos. Por ejemplo la fidelidad, actitud que suele concebirse como parte de un contrato con la pareja. Su derivado, la lealtad, es también algo digamos que contractual, porque, principalmente, se manifiesta en el trabajo o en la institución política, financiera y social, depende donde prestemos nuestros servicios. Podríamos decir que la fidelidad y la lealtad forman una especie de culto que revalora a la familia, a los amigos, a los compañeros de chamba y a la empresa en la cual trabajamos.

Ser fiel o leal puede ser fácil siempre y cuando nos sintamos, completos, apapachados, queridos. De lo contrario se inicia un proceso cuyo destino es la desconfianza, el disgusto, el resentimiento e incluso hasta la paranoia. Nace así la sensación de suponer que el mundo está lleno de traidores y enemigos que buscan hacer todo lo posible para que fracasemos. Vaya hay quienes son capaces de rechazar el fútbol americano solo porque no les gusta el huddle, que es la reunión donde los jugadores planean la siguiente jugada. Parece increíble pero existen personas que creen que esos jugadores están hablando mal de ellos. Por ello lo de la paranoia.

Otro ejemplo de deslealtad se manifiesta en los partidos políticos, donde hay negociaciones, acuerdos y promesas  que casi nunca se cumplen. La víctima opta por buscar otras alternativas u otros partidos; deja de ser fiel a sus colores pues.

El cielo está lleno de arrepentidos, reza el refrán. Pueden ser arrepentidos de siempre haber sido leales y haber confiado en las promesas, depende cómo les vaya en la feria. O también arrepentidos por no haber aceptado mejor sueldo y prestaciones de parte de la competencia. O arrepentidos de soportar como niños buenos las traiciones de le empresa. De una u otra forma es común que el arrepentido sea catalogado por sus superiores como el empleado desleal e infiel que abandonó a la ¨mejor empresa de mundo¨.

La fidelidad es sin duda la clave del éxito humano. Hay que ser fiel a las convicciones, al trabajo, a la herencia de ideales, al afecto de los amigos, al amor de pareja. Hace algunos años escuché hablar de la generación ¨next¨, la generación de esta época, donde sus integrantes prefieren buscar y buscar esperando encontrar ese algo que les da todo lo que esperan. El problema es que en el camino se pierden muchas cosas. Por eso hay que aprender para saber valorar; para que en el momento indicado no abandones el trabajo, al amigo, al amor, a la institución que te dio la oportunidad de crecer.

Hay miles de historias de personas exitosas que fueron fieles a sus sueños y llegaron a alcanzarlos no obstante que parecían imposibles. Ejemplos de éxito, verdaderos ejemplos de éxito.

La idea es muy simple. Debemos buscar lo mejor de uno mismo pero sin quedar catalogado como infiel o traidor, que es casi lo mismo. Es difícil saber qué vueltas dará la vida y qué pasará cuando encuentres a las personas que alguna vez traicionaste (si es que traicionas). Todo cae por su propio peso.

En fin, hay que buscar, insisto, la mejor manera para ser fiel, y sobre todo, para ser leal con uno mismo, con lo que pensamos, con lo que queremos y con aquellos a quienes amamos. No se vale perder la fe, porque cuando ésta se ausenta matamos nuestra credibilidad. Sigmund Freud decía que como a nadie se le puede forzar para que crea, a nadie se le puede forzar para que no crea. Por ello lo importante de la lealtad y la fidelidad es que hacen confiable al ser humano, que al serlo cree en él y en sus proyectos de vida.

Miguel C. Manjarrez