Futuros protagonistas (Crónicas sin censura 74)

Réplica y Contrarréplica
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La continuidad en el desarrollo social y en las metas que se ha impuesto el gobierno salinista dependerá en mucho de que su líder, Carlos Salinas de Gortari, acierte a escoger su heredero de estafeta...

Y aunque como usted y yo sabemos, esta es una acción en la cual el pueblo cifra todas sus esperanzas, aunque su opinión no sea tomada en cuenta, los ciudadanos han puesto su veladora para que el fiel de la balanza no se equivoque en lo que es la decisión presidencial más importante del siglo.

     Sale sobrando, pues, que se exalten los personajes de Pedro Aspe Armella, Manuel Camacho Solís y Luis Donaldo Colosio Murrieta, o bien, que se discuta si están o no enfrascados en una lucha de ingenios, lealtades y discreciones. Lo mismo que uno sea personero del Opus Dei, que el otro sea considerado como un tipo poco confiable debido a su luz propia, y que el tercero pueda ser el más apegado a la imagen del político cuyo poder supera la imaginación de los escritores de ciencia ficción. Al final de cuentas quedará quien satisfaga los requerimientos del hombre de Agualeguas.

     Sin embargo, vale la pena hacer un breve balance que nos permita formarnos una idea sobre qué poblanos saldrán perjudicados o beneficiados por el efecto de lo que se conoce como “palabras mayores”. Para entrar en materia, el lector me permitirá que le cuente una anécdota ocurrida hace seis años, precisamente antes del destape o pronunciamiento esperado.

     A pocos días del gran evento nacional que convirtió en candidato a Carlos Salinas de Gortari, los diputados locales de la fracción priista acudieron a desayunar a Casa Puebla invitados por el entonces gobernador Mariano Piña Olaya. La plática del Ejecutivo fue alrededor de la sucesión presidencial. Saliéndose de su peculiar estilo y tono circunspecto, don Mariano tuvo la puntada de hacer una encuesta sobre quien sería el ungido por Miguel de la Madrid. La respuesta de la mayoría coincidió en que Manuel Bartlett reunía características “ad hoc” en virtud de su preparación, nacionalismo, y capacidad. Todo marchó sobre ruedas hasta que uno de los legisladores espetó: “¡Cualquiera menos Salinas”.

     Hoy volvemos a ver cómo la pasión atrapa a los políticos. Unos dicen que Camacho es el bueno porque la oposición lo respeta y tiene un buen cartel con el pueblo. Otros aseguran que Aspe lleva todas las de ganar por ser el candidato del Opus Dei y de los norteamericanos que manejan las finanzas del vecino país y sobran quienes han dejado correr el rumor de que Colosio lleva la delantera debido a que cada uno de sus pasos obedece a una estrategia dirigida desde los Pinos. Pero como esa determinación está muy lejos de nuestro ámbito, veamos lo que puede pasar en Puebla cuando surja humo blanco.

          Con Camacho ascenderían al escenario nacional los siguientes paisanos: Víctor Bacre porque desde hace tres años colabora en su cuerpo de asesores; Carlos Sergio Peláez quien acaba de ser enviado a Tlaxcala con la misión de representar a la secretaría de Gobernación y quizá para preparar el arribo del candidato; y Antonio Hernández y Genis cuya reciente promoción lo ubica como el más novel de los fans del regente de la Ciudad de México. En este último caso habría que revisar la determinación del talentoso político de Atlixco porque, según sabemos, cuenta con información privilegiada proveniente de Seguridad Nacional.

     Ni hablar que el diputado Ángel Aceves Saucedo es el poblano más identificado con Aspe. Incluso preside la Comisión de Hacienda de la Cámara de Diputados, un puesto que por su importancia decide el secretario del ramo. Y no olvide a Carlos Adame Diaz economista y ex secretario de la Contraloría.

     Si le toca a Luis Donaldo Colosio, entonces Germán Sierra Sánchez, Melquiades Morales  Flores y Rodolfo Budid Lichtle se treparán a los cuernos de la luna. El primero en la antesala de la gubernatura, el segundo en la de senador y el tercero en la de alcalde o simplemente como hombre del presidente y enlace empresarial.

     Pero a mi juicio lo más importante es que los poblanos tenemos la posibilidad de quedar bien con cualquiera, debido a que, según parece, nuestro gobernador la lleva con todos.

Alejandro C. Manjarrez

27/X/1993