Los esclavos del error

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Sin embargo, casi todos los seres humanos ya están adoctrinados para lo contrario, o sea, para dar voz a lo que es imprescindible mediática, estúpida o emocionalmente, sí, y esto es algo que siempre es y será un obstáculo para cualquier equilibrio (o para tener mínimamente razón)...

La mayoría quiere ser buena con algunas reglas del antibién, y quiere ser demócrata con algunas reglas de la antidemocracia, y quiere ser inteligente con algunas reglas de la estupidez, y quiere ser pacífica con algunas reglas de la violencia, y quiere ser generosa con algunas reglas del egoísmo, y quiere ser respetuosa con algunas reglas de la intolerancia, y quiere salvar al mundo con algunas reglas de la manipulación, y además quiere corregir a los demás con algunas reglas de la equivocación total.

Es decir, algunos seres humanos quieren lo imposible prácticamente según lo que hacen o lo que práctican; o bien pregonan o prometen a los demás todo lo contrario a lo que hacen o determinan en el mundo. Por eso, como base, antes de pretender alguien algo, ¡claro!, ha de someterse a la coherencia racional, a la supervisión de la misma razón en un último caso para demostrarse al fin si lo que se pretende es viable o es ético el decirlo (simplemente). Eso es así siempre porque, cuando no se dice lo que la razón quiere, pues se dice lo que la sinrazón en definitiva quiere. ¡Nada más sólido!, y cuando no se dice la verdad (o todo lo que quiere exactamente la verdad), pues siempre se dirán mentiras o siempre ya se dirá por quien sea lo que la verdad no quiere: ¡mentiras!

Sí, he ahí la importancia de que la sociedad (sin que se confunda más) ayude de una vez a la sabiduría de lo que es de verdad sabiduría, o al decir sensato de lo que es nada más que sensato, ¡nada más! Todo supuesto bien ha de proceder de un siempre bien, toda supuesta no falsedad ha de originarse o derivarse de una siempre no manipulación, no ignorancia, no corrupción y no falsedad. ¡Así es! Toda frase que se diga (aquí o allá) con responsabilidad social ha de ser siempre no falsa, ¡no irresponsable!, ¡no pilla en confundir algo!

También, por otra parte, lo único que (como base) equilibradamente garantiza que una persona sea buena es que ésa persona dé voz durante toda su vida a lo correcto, sí, que dé voz a la razón, a lo que por corrección esté tratado irracional o injustamente, sí, a todo lo que es democrático o ético. Es una base infalible: Una persona buena obligatoriamente ha de dar voz a todo lo que sea racional o ético, a todo lo que está vetado o infravalorado por sobreprotecciones “oficialistas” irracionales, por estéticas “costumbristas” o ya establecidas en la sociedad nunca mediante un aval exclusivamente racional, sino de otra índole o mediante algún poder.

En fin, dar voz a lo que es imprescindible racionalmente (al margen de cualquier opinión, comentario o presión social) es solo una infalible actitud de bien; ¡cierto!, entre otros motivos porque, eso que es no manipulable o no sugestionable, nunca puede jamás vulnerar o engañar a un valor ético o al mismo bien.

Sin embargo, casi todos los seres humanos ya están adoctrinados para lo contrario, o sea, para dar voz a lo que es imprescindible mediática, estúpida o emocionalmente, sí, y esto es algo que siempre es y será un obstáculo para cualquier equilibrio (o para tener mínimamente razón).

En suma, es como una involución de fondo muy difícil de evitar ya en la sociedad, o es como un trasfondo o una incesante reproducción de confusiones que hace tóxica ya poco a poco cualquier información (pues la convierte en sinrazón). Y ahí hay que señalar que, de la utilización de la sinrazón en la sociedad, solo se aprovechan y se aprovecharán los inmorales, los manipuladores, “los de siempre” en joderle la vida al mundo.



José Repiso Moyano